22-28 de Febrero de 2010: Circuito de los Cóndores II

6 día: Termas - Valle del Indio (22 km.)

3:34 de la mañana. Siento como el suelo comienza a temblar, primero suave y poco a poco va aumentando de intensidad. Mil pensamientos se me pasan por la cabeza, pero realmente no sé que está ocurriendo. Miro a mi compañero de carpa y me tranquiliza al decirme que es un terremoto, algo normal en Chile. Pero cada vez el movimiento es más fuerte, acompañado además de un ruido indescriptible que proviene del interior de la tierra, y parece no acabar nunca. Se escuchan varios desprendimientos en los alrededores y un sonido semejante a una explosión en dirección a los volcanes. Esto finalmente hace que nos pongamos en alerta, ya que no paro de pensar que el volcán va a entrar en erupción, pero progresivamente la intensidad del temblor va bajando y todo vuelve a la calma.

La noche se hace eterna, pues continua habiendo temblores aunque menos fuertes. Una vez empieza a amanecer ya estamos todos en pie, dispuestos a continuar nuestro camino sin demora, pues lo que ha ocurrido no es normal y lo mejor es regresar lo antes posible.

Al grupo se suma una pareja de polacos que llegó el día anterior, y que piensan completar el circuito al igual que nosotros. Nadie conocía la ruta, pero con los mapas y las indicaciones de los arrieros esperábamos no tener problemas.

Empezamos siguiendo el curso de un río, que teñía de verde un paisaje por lo general desértico. Todo el camino cruza lugares de belleza insólita, que hacen que nos sintamos por momentos en la luna. Después de 4 horas se nos presentó una bifurcación de caminos, y optamos finalmente por tomar dirección este, ya que parecía el más corto para regresar.

No había una ruta clara, pero por orientación sólo nos quedó dirigirnos siempre hacia el este. De esta forma, no encontramos más salida que la de ir remontando los cerros que se nos presentaban de frente. La sorpresa fue que, una vez en la cima de uno de ellos, conseguimos tener una vista clara de los volcanes, que aparecían con grandes fumarolas. Esto hizo aumentar el nerviosismo en el grupo por el miedo a una posible erupción, sumándose al riesgo de que ocurriese una replica mientras caminábamos y se produjera algún desprendimiento de rocas.

Subiendo y bajando montañas, pero sin saber seguro donde nos encontrábamos, cada vez se iba haciendo más tarde y el cansancio se notaba en el grupo. Además pensábamos continuamente en la preocupación que debía tener nuestra gente, si por casualidad se enteraban de lo que estaba pasando en la montaña. Después de avanzar algo más, logramos ubicarnos más o menos, y en un último esfuerzo alcanzamos otra cima más, viendo por fin el comienzo de un valle que esperábamos que fuese el Valle del Indio, ya cerca del Parque Inglés, nuestra meta.

Una vez allá, se consiguió captar señal de radio, y fue cuando nos quedamos paralizados al escuchar la verdadera magnitud del terremoto. Las noticias no estaban del todo claras, pues la luz y las comunicaciones de casi todo el país estaban cortadas, pero no eran para nada esperanzadoras. Sólo se hablaba de pueblos destruidos y miles de desaparecidos. Esto realmente cambiaba la situación, siendo el único objetivo llegar cuanto antes a reunirnos con nuestra gente.

El problema era que ya estaba anocheciendo y poco más se podía hacer, por lo que decidimos que lo mejor era descansar y recuperar fuerzas para conseguir llegar al día siguiente. Descendimos hasta el valle donde encontramos un buen lugar para pasar la noche, acompañados todos de una gran angustia.

7 día: Valle del Indio - Parque Inglés (17 km.)

Otra noche llena de pensamientos que apenas nos permitió dormir, aunque al menos pudimos descansar las piernas. Nos obligamos a desayunar algo, pues no pensábamos parar hasta que llegásemos a nuestro destino. El paisaje de día dejaba pocas dudas de donde nos encontrábamos y, nada más comenzar a caminar, empezamos a ver los primeros signos de civilización. Al no encontrar ningún sendero pero si el principio de una pista forestal, decidimos seguirla, pues probablemente llegase hasta el Parque Inglés, aunque no aparecía en el plano.

La marcha se hizo fácil por la amplia pista y además era en bajada, comenzando poco a poco a internarse dentro de un denso bosque. El entorno era agradable pero las ganas de disfrutarlo no acompañaban, y solo había un único pensamiento.

La vista de una casa y el ruido de una motosierra nos alegró al indicarnos que ya estábamos cerca de algún sitio habitado. Pero nuestro avance se detuvo por una valla metálica que rodeaba toda la propiedad, llevándonos de vuelta al triste mundo real con sus propiedades. A lo lejos se acercó el propietario, que de malas maneras nos abrió el portón. Por la situación no apetecía entrar en una discusión, pero me quedé con ganas de decirle algo ...

El Parque Inglés apareció ante nosotros: algunos grupos de campistas se bañaban en las pozas y se divertían como si no hubiese pasado nada. Aunque la llegada de los carabineros y sus noticias procedentes de la ciudad nos volvieron a poner en nuestro sitio. Se comentaba que por una parte era mejor quedarse en el parque, pues en la ciudad no había agua ni abastecimiento de comida, pero nosotros sin duda decidimos bajar en bus.

El resto de la historia está narrado ya por Marie, pero resumiendo todo el grupo felizmente consiguió reencontrarse con sus familias y conocidos, y yo igualmente con Marie y todos los demás, por lo que sólo hubo que lamentar perdidas materiales que visto lo ocurrido carecen de importancia.


Circuito Condores II

22-28 de Febrero de 2010: Circuito de los Cóndores I

La historia de este circuito comienza antes incluso de la llegada a Chile. Esto se debe a que fue uno de los primeros objetivos que me fije allá por el mes de mayo de 2009, mientras buscaba rutas de montaña para hacer por la región del Maule. Poco a poco se fue convirtiendo en una obsesión, y más aún cuando aparecía ante mi el imponente volcán Descabezado Grande, que se puede divisar desde la ciudad de Curicó.

Desde nuestra llegada a Chile no cese nunca de buscar gente para que me acompañara, pero la respuesta era casi siempre la misma: "¡estás loco weón!". Finalmente, a principios de diciembre, me decidí a publicar un mensaje en un foro de montaña, y conseguí contactar con un chico de Talca dispuesto a realizar la ruta que proponía. Como las fechas con las que contaba eran bastante fijas, entre el final de nuestro viaje por el sur y la llegada de mis padres, disponía tan sólo de una semana para llevarla a cabo.

La suerte fue que él también tenía esa semana libre, y además otros amigos suyos también nos acompañarían, así que con la fecha clara no quedaba más que esperar.

Llegó el día y, tras despedirme de Marie que empezaba justo con las clases, partí dirección Talca a encontrarme con mis amigos cibernéticos. Nos reconocimos enseguida por nuestro aspecto montañés, y cual sería la sorpresa cuando él se dio cuenta de que ya nos conocíamos. Yo no le recordaba debido a mi mala memoria para las caras, pero resulto ser uno de los ciclistas que conocimos en el bus justo el primer día de nuestra llegada a Chile y que muy amablemente nos habían invitado a pasteles típicos chilenos. Muchas veces me había arrepentido por no pedirle su celular en esa ocasión, pues había sido uno de los pocos chilenos que conocí apasionado por la montaña. Felizmente el destino finalmente nos reunió de nuevo.

Después de las presentaciones de todo el grupo tomamos el bus dirección Vilches, donde comenzaríamos la ruta.

1 día: Vilches Alto - Valle el Venado (23,4 km.)

Nada más bajar del bus ocurrió el primer contratiempo: la carpa que llevaban se les quedó olvidada en la terminal de bus. Unos momentos de incertidumbre que se hicieron eternos y al final una decisión clara: ya no había vuelta atrás. La preocupación de como dormir llegaría en la noche, ahora sólo quedaba caminar. Después de pasar a la administración de la CONAF, donde tuvimos que dejar nuestros datos y la ruta que íbamos a seguir, nos internamos en la boscosa reserva de los Altos del Lircay.

Durante los primeros kilómetros se avanza en subida por un tupido bosque nativo, en el que destacan algunos ejemplares de gran tamaño. Poco a poco el paisaje se va abriendo y se llega a la quebrada del Río Claro, con unas impresionantes vistas de la cordillera donde resaltan imponentes el volcán Descabezado Grande y el Cerro Azul.

Con nuestros objetivos a la vista, emprendimos el descenso al valle por una bajada pronunciada y, una vez abajo, continuamos por un lindo arenal que recibe el apropiado nombre de La Playa.

Tranquilamente, pues el sendero era casi llano, alcanzamos el campamento del día en el Valle del Venado, donde pudimos descansar y prepararnos una reconfortante cena. A los cuatro valientes sin carpa no les quedo otra que vivaquear, esperando que no hiciese demasiado frío durante la noche.

2 día: Valle el Venado - Aguas termales del río Blanquillo (11 km.)

La noche no pasó sin contratiempos, ya que un visitante imprevisto hizo su aparición en forma de gran rata blanca. El resultado fue un tremendo agujero en la carpa y media tableta de chocolate menos. Después del malhumor de ver mi querida casita dañada, no quedó más remedio que superarlo y proseguir la ruta.

Esa mañana se añadió a nuestro grupo otro más, que andaba sólo porque su compañero se había lesionado y tuvo que regresar, y él no quería volverse sin llegar hasta el volcán.

Desde los primeros pasos el camino marcha en subida continuada, al principio por un bosque de robles y más adelante por una estrecha quebrada, delimitada por paredes de basalto y piedras de origen volcánico a cada lado.

Después de la dura subida llegamos a la laguna Blanquillo, que se nos apareció prácticamente seca y en donde aprovechamos para descansar un rato y reagruparnos. Continuamos el cauce del río, que hay que vadear varias veces, y se prosigue por un terreno puramente volcánico sobre piedra pómez, en un paisaje mágico que parece sacado de otro mundo.

Como a un oasis llegamos a las vegas del Blanquillo, que forman un verde pastizal y en donde había ganado lanar, caballos y hasta una alpaca. Y avanzando un poco más alcanzamos las deseadas termas del volcán, donde teníamos previsto acampar varios días. No eramos los únicos, pues había un grupo de 15 alemanes acompañados de guías y arrieros con sus caballos. Lo bueno fue que decidieron avanzar algo más ese día, y realizar otro campamento arriba, así que pudimos tener un poco más de tranquilidad.

Montamos un improvisado refugio para proteger del viento a los "sin techo", y con una lona pudieron resguardarse algo más del frío . Y bien temprano nos fuimos a dormir, pues nos esperaba un día duro.

3 día: Termas - Volcán Descabezado Grande - Termas (20 km.)

El día anterior habíamos planificado que lo mejor era salir muy pronto para lograr llegar a la cima sin demasiado calor. Así que dicho y hecho, a las 3 de la mañana o de la noche, según se vea, estábamos ya en pie. Un buen desayuno, cargarnos de agua y comenzamos a caminar a las 5 a la luz de las estrellas y nuestros frontales.

Prácticamente toda la ascensión discurre por piedra pómez, por lo que el avance se hace lento y agotador, debido a que es un terreno muy suelto. En los tramos de mucha pendiente se hace claro el dicho de: "avanzas tres pasos y retrocedes dos", siendo a veces muy desesperante.

Los últimos 1000 m. de desnivel sobre la ladera del volcán se realizan en un continuo zig-zag, hasta que se llega a una parte rocosa donde se avanza mejor, aunque casi hay que escalar. Todo este último tramo es el más duro, y el grupo se divide según el ritmo de cada uno. Yo prefiero un ritmo más constante que parar a cada rato, así que la cima me atrae inevitablemente y emprendo en solitario la última parte. Esto hace que llegue totalmente sólo a la cima y disfrute de unos momentos de increíble paz, junto al cráter de más de 1 km. de extensión y repleto de carámbanos o hielos en forma de penitentes.

La vista desde la cima a 3.830 m. es indescriptible, pues uno se siente realmente dentro de la cordillera de los Andes, rodeado de montañas cubiertas de hielo y volcanes. En primer plano destaca sobre todo el cráter del volcán Quizapu, que aparece imponente junto al Cerro Azul.

Después de la emotiva llegada de cada miembro del grupo, las respectivas fotos y un buen descanso, emprendimos el camino de regreso. En ocasiones se me hizo casi más duro que la subida, pues al deslizarse por la piedra pómez, esta se metía en la zapatillas y dañaba los pies. Finalmente conseguimos llegar al campamento mientras atardecía, disfrutando de los bellos colores y obteniendo nuestra recompensa en forma de baño en las cálidas termas y una contundente cena.

4 día: Descanso en las Termas

Nos tomamos todo el día de merecido descanso, disfrutando las termas, aprovechando a lavar ropa, dormir, ..., en fin, de puro relax. Además quedó totalmente justificado, ya que durante la tarde se levantaron unas amenazadoras nubes que nos pusieron en alerta ante una posible tormenta. Al final solo nos dejo bonitas imágenes y una fuerte bajada de temperatura, rondando los 0º C durante la noche.

5 día: Termas - Volcán Quizapu (22 km.)

La mitad del grupo decidió quedarse descansando otro día más, así que esta vez sólo tres partimos para conseguir llegar a la cima del otro volcán de la zona. Nos levantamos temprano, pues la aproximación era igualmente larga.

El camino no estaba tan claro como para el Descabezado, así que más bien por orientación fuimos avanzando dirección al otro volcán, mucho más pequeño. Fuimos atravesando paisajes desérticos, producto de su última gran actividad volcánica en 1932, subiendo y bajando cerros, e incluso atravesando alguna lengua de hielo y nieve digna de crampones y piolet.

Por fin alcanzamos el ansiado cráter, que refleja el gran poder de la naturaleza y desde donde se tiene una espectacular panorámica de los volcanes Descabezado Grande y Chico. Nos sorprendió también observar unas pequeñas fumarolas que salían de su interior.

De nuevo una pesada bajada por piedra pómez, que me hizo arrepentirme otra vez de no llevar botas altas y polainas, pues acabó por destrozarme las zapatillas, los calcetines y los pies ... Pero finalmente llegamos agradecidos de estar acampados junto a las pozas termales, que usamos para relajarnos en su rica agua por última vez.

Circuito de los Condores I

18 février 2010 : Punta Arenas et Ile Magdalena

Après nos cinq jours d'intense randonnée dans le Parc National Torres del Paine, et une bonne nuit réparatrice dans un petit hôtel de Puerto Natales, c'est à la fois avec nostalgie et fierté que nous avons pris le bus en direction de notre dernière escale : Punta Arenas.
Nostalgie car malheureusement, ceci signifiait : "terminus, tout le monde descend!!!", "Au travail!!!" (pour moi). Fin d'un voyage de rêve que l'on voudrait ne jamais voir s'achever...
Fierté d'avoir parcouru le Chili du nord au sud en moins de deux mois alors que tous nous disaient que c'était mission impossible. Certes, nous n'avons pas tout vu, c'est sûr mais nous nous sommes fait un bon aperçu... Fierté aussi car nous allons réussir à prendre notre avion (le soir même), réservé depuis un mois et demi. Nous sommes dans les temps!!!!

On nous avait prévenus : il fait rarement beau à Punta Arenas, en hiver il y a même des cordes sur la place d'armes pour que les gens puissent avancer sans tomber à cause du vent... Nous nous étions imaginé cette ville du bout du monde comme terrible, où les conditions climatiques empêchent toute activité... Finalement, Punta Arenas ressemble aux autres villes que nous avons traversées : avec son mall, sa place principale, ses petites boutiques, de belles maisons, une cathédrale... En plus commerciale tout de même, car la ville est libre de taxes ("duty-free") et toute une zone immense est dédiée aux boutiques, très fréquentées.

Dès notre arrivée, nous nous sommes empressés de réserver l'excursion-phare du coin : l'aller-retour sur l'île Magdalena, sur le détroit de Magellan, pour côtoyer durant une heure les pingouins de Magallanes. Et oui, nous avions lamentablement échoué sur ce point à deux reprises déjà : par manque de temps près de La Serena où il y a une réserve nationale permettant d'observer les pingouins de Humboldt et à cause d'une tempête empêchant la navigation sur l'île de Chiloé (Pinguinera Punihuil). Cette fois-ci, c'était la bonne : l'après-midi même, nous embarquerions pour l'île aux pingouins !!!

En attendant, petit tour dans la ville à la recherche de produits typiques (confiture de Calafate...) mais la visite avait un goût amer pour Miguel qui s'était aperçu le matin même de la perte de son k-way fétiche et qui voyait le temps gris d'un mauvais œil...

L'heure d'embarquer arriva et après deux heures de ferry, nous avons commencé à apercevoir les pingouins nageant à toute vitesse autour du bateau, puis nous avons découvert l'île qui semblait minée tellement il y avait de nids creusés par les pingouins à sa superficie... Sans parler du nombre impressionnant de pingouins qui la recouvraient, pas moins de 69 000 couples ! L'heure sur l'île est passée trop vite... Nous étions tellement près des pingouins que nous aurions pu les toucher, sous le charme de leurs postures, leurs démarches, leurs mimiques, leurs cris et leurs colères... Trop mignons!!! Tellement gauches sur la terre, alors qu'ils se déplacent à une vitesse incroyable en mer !!!
Les parents étaient arrivés en septembre sur l'île pour pondre et les petits étaient nés en novembre. Nous avons pu assister à leur mue, laissant de petits duvets de plumes un peu partout sur l'île, préparant déjà leur départ (en avril) vers les eaux côtières atlantiques et pacifiques.

Et c'était déjà l'heure de repartir... Comme si nous n'en avions pas assez de marcher (ou bien il faut croire qu'on avait peur que cela nous manque), nous sommes rentrés du port jusqu'au centre ville à pied avec nos sacs à dos. Enfin, en récompense pour tous nos efforts et afin de clore notre voyage, nous nous sommes offert un repas bien mérité dans un restaurant de buffet à volonté, l'occasion également de reprendre tous nos kilos perdus... Puis, direction l'aéroport pour remonter en quelques heures le chemin parcouru en près de deux mois et retrouver notre petite vie tranquille à Curico. Du moins en ce qui me concerne, car Miguel a encore devant lui un bon mois de vacances avec sa famille et ses amis....

Fin du voyage!!! Sniff, sniff!!! Je vais peut être pouvoir me reposer...?


Punta Arenas e Isla Magdalena

13-17 de Febrero de 2010: Torres del Paine II

3 día: Campamento Italiano - Mirador Valle Francés. 15 km (6 h.)

Este día vimos claro que iba a ser tranquilo, por lo que ni madrugamos ni nos dimos prisa para nada, aprovechando además que no teníamos que movernos de campamento.

Mucho más ligeros pudimos pasear tranquilamente por el Valle del Francés, rodeado por fantásticas formaciones montañosas coronadas de nieves perpetuas. El camino transita por un área boscosa, que va siguiendo el curso de un pintoresco río.

También disfrutamos de las impactantes avalanchas y el fuerte sonido que retumbaba en todo el valle, que hacía de caja de resonancia y lo aumentaba todavía más. Así que muy relajados por la tranquilidad de la jornada, recuperamos fuerzas para continuar con la marcha al día siguiente.

4 día. Campamento Italiano - Campamento Torres 27,5 km. (8 h.)

Otro gran día se levantaba, ni una sola nube en el cielo y casi nada de viento. Una suerte, porque según los lugareños, se pueden contar con los dedos de dos manos los días así durante el año. Lo habitual es que pases las 4 estaciones a lo largo de un día.

La primera parte de la ruta transita junto al Lago Nordenskjold, pasando de una vegetación arbórea a un matorral bajo y herbáceas. Paisajes patagónicos nos rodean, montañas nevadas y lagos, hacen que sea una maravilla caminar.

Posteriormente el camino gira hacia el norte y poco a poco vamos entrando en el valle, acompañados del Río Ascencio. La subida se hace algo dura pero muy entretenida, llegando sin problemas al Campamento Torres, que nos acogerá para la última noche en el parque.

Como Marie superó muy bien las fuertes pendientes del día, para recompensarla tocó ración doble de comida y un postre "especial" (mejor ver foto), pero con tan pocos ingredientes más no se podía hacer ...

5º día: Campamento Torres - Mirador - Laguna Amarga. 25 km. (6 h.)

Nuevamente estábamos de enhorabuena, el último día amanecía casi despejado y eso nos dio ánimos para emprender la subida que nos permitiría llegar al mirador de Las Torres.

Mientras ascendíamos por un empinado camino nos cruzamos con mucha gente que estaba de vuelta, lo que nos sorprendió mucho. Luego ya comprendimos que habían madrugado para ver el amanecer arriba, y nos dio algo de envidia y rabia por no haber hecho lo mismo ...

Algo decepcionados continuamos la subida, pero después de ver las magníficas moles graníticas que dan nombre al parque se nos fue pasando el enfado. Además tuvimos la suerte de disfrutarlas solos, pues no quedaba nadie de los que habían subido tan pronto, y al final pensamos que mejor así que rodeados de gente.

La alegría aumentó inevitablemente cuando de repente hizo su aparición el rey de los Andes, volando desde detrás de la Torre Central, deleitándonos con su majestuosidad y mostrándonos el lugar estratégico de su nido. Y por si esto no fuera poco, estaba acompañado por su fiel pareja. No pudimos despedirnos de mejor forma de las Torres del Paine que junto a una pareja de cóndores, a la que no pudimos parar de mirar durante más de una hora.

Después de tan grandes imágenes grabadas en nuestra mente y también en la cámara, emprendimos el camino de regreso, desmontamos nuestra casita y continuamos hasta la entrada principal del parque para poner fin a nuestro paseo patagónico.

Torres del Paine II

13-17 de Febrero de 2010: Torres del Paine I

El Parque Nacional Torres del Paine supone un ansiado objetivo, esperado desde el comienzo de nuestro viaje por el sur de Chile.
Prácticamente todos los cálculos durante el viaje los hicimos en función de reservar el mayor número de días para hacer senderismo en el parque. Gracias a la suerte que nos acompañó para recorrer la Carretera Austral y la Ruta 40 sin perder ningún día, logramos tener 5 días. Aunque al final no fueron suficientes para realizar el circuito completo denominado la "O", y tuvimos que conformarnos con la clásica "W" un poco ampliada.

1 día: Pudeto - Campamento el Paso. 23 km (9 horas caminando)

Habíamos reservado el bus de ida desde Puerto Natales el día anterior, y a las 7:00 ya nos estaba esperando en la puerta del hostal. Poco a poco se fue llenando, lo que empezó a asustarme por la temida masificación que esperaba encontrar en un parque tan famoso. Debido a esto y a que las condiciones meteorológicas iban a ir mejorando, decidimos hacer la ruta en dirección oeste-este. De esta manera evitábamos encontrar demasiada gente durante el camino, y teníamos la motivación de llegar a las Torres el último día.

El primer día empezó muy tranquilo, con un pequeño paseo hasta el Salto Grande mientras hacíamos tiempo para que zarpase el ferry con el que cruzaríamos el Lago Pehoé. Una vez en el ferry pudimos disfrutar ya de la primera vista de Los Cuernos, parcialmente cubiertos por las nubes. Fue increíble contemplar estas formaciones graníticas desde el medio del lago y el abanico de colores irreales que rodeaba todo.

Desembarcamos y empezamos a caminar por un sendero, guiados fácilmente por una buena señalización, lo que hace imposible perderse en todo el parque. Al rato de comenzar nos fuimos acercando lentamente a otra gran masa de agua, que recibe el nombre de Lago Grey. Este lago además esconde una gran sorpresa, que ya empezamos a sospechar por los pequeños iceberg que iban poco a poco apareciendo.

Por un lado un gran cordón montañoso con ventisqueros y por el otro el lago nos iban marcando el camino, siempre acompañados de una vegetación de media montaña, muy marcada por el fuerte viento y la nieve. A lo lejos lográbamos divisar el premio del día, el Glaciar Grey, que nos atraía inevitablemente más allá del primer campamento. Así que, aprovechando el gran número de horas de luz en territorio austral, nos internamos aún más en el Campo de Hielo Sur, deleitándonos con tan sobrecogedor paisaje.

Sin luz y sin fuerzas, pues el último tramo discurría por una subida mantenida, llegamos al Campamento el Paso agotados pero maravillados con todo lo visto durante el día.

2º día: Campamento el Paso - Campamento Italiano. 30 km. (9 h.)

Sabíamos que nos esperaba un día largo si queríamos cumplir el objetivo del día, pero la mañana se levantó realmente helada y se hacia muy duro salir del saco, por lo que esperamos que se calentará algo más el ambiente y con mucha fuerza de voluntad logramos empezar el día.

Para evitar ir con demasiada gente en el recorrido nos habíamos propuesto madrugar todos los días, aunque nos alegró ver que finalmente no había tanta como pensábamos, pudiendo disfrutar más puramente la belleza del lugar.

Retomamos el mismo camino, pero esta vez de regreso, dando la espalda al gran glaciar pero sin poder evitar echarle alguna miradita más de vez en cuando.

Llegamos de nuevo al punto de partida del día anterior cuando descendimos del ferry, y nos lanzamos sin descanso dirección a la recompensa de la jornada. Pues se alzaban frente a nosotros el macizo principal del parque, donde podíamos apreciar ya los Cuernos y el cerro Paine Grande.

Apurando de nuevo la luz y las fuerzas, finalizamos un día intenso en distancia, pero fue el precio a pagar por haber disfrutado de un recorrido más extenso que el circuito oficial. Y esta vez si que pudimos sentir la gran afluencia de visitantes, pues el Campamento Italiano se encontraba rozando el aforo máximo, y se hizo más complicado encontrar un sitio para plantar la carpa. 

Rodeados por el sonido de voces, logramos conciliar el sueño, aunque no fue una noche tranquila ya que nos encontrábamos en un valle con varios ventisqueros en los que se producían avalanchas, y el ruido que las acompañaba era realmente atronador.


Torres del Paine I

12 février 2010 : Puerto Natales

Après notre petite escapade en Patagonie Argentine, nous voici de retour dans notre pays adoptif... Certains se  demandent peut-être pourquoi nous sommes passés par l'Argentine alors que nous avions dit que nous visitions le Chili du nord au sud... La principale raison est qu'il n'y a aucune route côté chilien pour arriver jusqu'à Puerto Natales, ce sont des fjords et des glaciers ! La seule solution possible pour parcourir cette distance côté chilien est de passer par la voie maritime. En été, il y a des ferries qui font la traversées une fois par semaine mais nous n'avions pas réservé et cela ne rentrait pas vraiment dans notre budget (la prochaine fois, quand on aura gagné à la loterie...).

Enfin bref, nous voici dans la région de Magallanes et plus précisément dans la province d' "Ultima Esperanza" (=dernier espoir). Nous sommes près de la fin du continent, et de la fin de notre voyage... Déjà un peu nostalgiques de voir que les jours de vacances qui restent sont comptés...

Arrivés en début d'après-midi, installés dans un petit hostal du centre, ayant organisé la journée du lendemain pour la Torres del Paine et réservé notre billet pour Punta Arenas au retour, nous partons à l'assaut de la ville qui nous apparaît sous un très bon jour... Une grande baie s'ouvrant sur la Cordillère des Andes, les glaciers et les fjords, avec une faune très variées d'oiseaux et de canards. Un joli petit port. Une ville à taille humaine, très agréable, qui met en avant une culture propre à la région :
1) Le symbole de Puerto Natales : le Milodon, énorme animal herbivore dont le squelette a été retrouvé dans une grotte non loin de la ville et dont une statue grandeur nature accueille les visiteurs lorsqu'ils arrivent à Puerto Natales.
2) Son artisanat, qui utilise principalement les éléments naturels de la région : objets à base de bois, confiture de rhubarbe et de calafate. Le calafate est un fruit rouge qui ne pousse qu'en Patagonie. La légende dit que si quelqu'un mange un fruit de Calafate, il reviendra en Patagonie. Nous n'avons pas trouvé le fruit mais de la confiture, on verra bien si ça marche...
3) L'histoire des quatre différentes tribus qui peuplaient la région avant la colonisation, notamment celle des Selknam qui avait pour coutume de réaliser le Kloketen, une cérémonie secrète d'initiation pendant laquelle les hommes se déguisaient en esprits et effrayaient les femmes... Cette cérémonie n'existe plus mais on retrouve des photos et des représentations d'hommes en costumes en souvenir de ces traditions.

Après ce bain culturel, bien imprégnés de l'histoire de la ville et de la région, nous rejoignons notre "hostal" pour prendre des forces avant les cinq jours de randonnée et de camping qui nous attendent dès le lendemain dans le Parc National de Las Torres del Paine... Et il en faudra !!!

Puerto Natales

11 février 2010 : El Calafate et le glacier Perito Moreno (Parc National des Glaciers - sud)


Pour notre séjour à El Calafate, nous avons retrouvé nos nouveaux amis argentins, Claudia et Tété, avec qui nous avions parcouru une bonne partie de la Ruta 40 et qui nous avaient proposé de leur rendre visite si nous passions à El Calafate.
A notre arrivée, nous les avons donc appelés et ils nous ont invités à partager avec eux la "cabana" qu'ils louaient... Nous n'en espérions vraiment pas temps ! Comme on dit au Chili ou en Argentine : "se pasaron" (= ils ont fait plus qu'ils n'auraient dû). Ce fût l'occasion pour nous de les connaître un peu plus et, à travers eux,  de découvrir la façon de vivre en Argentine (même si on imagine bien que tous les argentins ne sont pas aussi gentils...). Pendant ces deux jours, nous avons beaucoup partagé et nous nous sommes sentis en famille en leur compagnie !

Le lendemain de notre arrivée, nous sommes partis tous les quatre visiter le glacier Perito Moreno, principale attraction de la zone, à 80 km de la ville d'El Calafate : nous avons longé le magnifique lac Argentin qui s'étale aux pieds de la cordillère des Andes, nous avons aperçu plusieurs sortes d'oiseaux et notamment des flamants roses, avons fait halte au port de Punta Bandera, puis avons repris la route vers le glacier. Au moment de payer notre entrée, Claudia et Tété nous firent signe de ne pas ouvrir la bouche et nous firent passer pour leur enfants, nous faisant sentir encore plus comme des membres de leur famille!!!
Nous avions déjà vu un glacier sur la "carretera austral" (el ventisquero colgante) mais quand nous avons découvert le glacier Perito Moreno, nous sommes restés ébahis... sa taille, sa couleur, ses bruits, son histoire... tout en lui nous a impressionnés !
  • Sa taille : 5000 m de large, 60 m de haut, 30 km de long, 250 km2 de glace (la troisième réserve d'eau douce au monde)...
  • Sa couleur : bleu électrique.
  • Ses bruits : des craquements sourds qui résonnent dans la glace à tout moment, et qui deviennent assourdissants lorsque d'énormes blocs de glace se détachent pour tomber dans le lac.
  • Son histoire : c'est un des rares glaciers au monde qui n'est pas en régression, il avance de 2 m par jour environ. Quand il atteint la rive opposée, il forme une digue naturelle qui finit par céder sous la pression. Quand cela arrive, parfois au bout d'un an, parfois au bout de dix ans, des centaines et des centaines de personnes se pressent pour attendre la rupture impressionnante... Au début des visites, comme il n'y avait pas de gardes-fou, les gens s'approchaient énormément et il y eut de nombreux morts lors des effondrements en raison des aiguilles de glace projetées à ce moment là. Maintenant, tout est très bien organisé et protégé et le spectacle se contemple de loin...
Bien entendu, comme vous pouvez l'imaginez, nous n'étions pas les seuls à parcourir les grandes balustrades, à contempler l'étendue de glace et à attendre, l'appareil photo en position, de voir tomber les blocs de glace les plus déséquilibrés : le site est très très touristique ! Nous avons même eu le privilège d'approcher le glacier en bateau et de le contempler ainsi sous d'autres angles et de plus près. Encore plus impressionnant!!! Enfin, je crois que le mieux c'est qu'à votre tour vous découvriez les photos et les vidéos, qui en disent beaucoup plus long que les mots....

Suite à cette petite excursion, nous avions prévu de poursuivre notre route vers le sud : Puerto Natales, côté chilien. Nous sommes donc retournés à la station de bus d'El Calafate à l'heure dite (nous ne sommes plus des débutants : nous nous étions renseignés la veille sur les horaires de bus!!! ;). Malheur de malheur!!! Plus de place dans le bus et aucun bus avant le surlendemain matin... Bien décidés à arriver à Puerto Natales coûte que coûte le plus tôt possible, nous tentâmes le stop, mais pas n'importe quel stop. Cette fois-ci, nous avons fait du "stop de luxe"!!! D'abord, Claudia et Tété nous ont déposés en voiture au point le plus stratégique, à la sortie de la ville. Ensuite, nous avons fabriqué un panneau mentionnant la direction désirée de notre plus belle écriture (pour éviter les équivoques). Enfin, Claudia et Tété nous ont proposé de repasser au même endroit une heure trente plus tard, au cas où nous y serions toujours.... 

Il faut croire que nous ne devions pas partir à Puerto Natales ce soir-là car quand ils sont revenus, nous étions toujours là !!! Nous sommes retournés avec eux à la station de bus au cas où..., et finalement deux places s'étaient libérées pour le lendemain matin. Heureusement !!!
Nous avons donc partagé une excellente soirée de plus en leur compagnie, où nous avons découvert les secrets des "asados" (=barbecue) argentins et le lendemain matin, nous sommes retournés prendre notre bus pour Puerto Natales !! Au revoir Claudia et Tété, merci pour tout et à bientôt en Argentine ou au Chili !!

Glaciar Perito Moreno

9 et 10 février 2010 : El Chaltén et le Parc National des Glaciers (nord)

Après avoir accompli le grand miracle de parcourir 800 kilomètres de la "ruta 40" en stop et en un jour et demi (essentiellement grâce à Claudia et Tété, il faut le rappeler !!!), nous sommes arrivés au petit village d'El Chaltén.
De construction très récente, El Chaltén a été construit dans les années 80 pour que les terres alentours soient attribuées à l'Argentine et non au Chili qui les lui disputaient. En conséquences, les infrastructures ne sont pas encore toutes au point et tout y est très cher. Par contre, l'endroit regorge de touristes à la recherches de sensations fortes (escalade, kayak, randonnées...) et surtout d'agences touristiques profitant de cette situation pour proposer leurs services, d'hôtels, de "cabanas" (cabanes à louer), campings et autres...

Comme d'habitude, nous nous sommes tout d'abord attelés à la tâche de chercher un endroit où dormir. Miguel aurait voulu entrer dans le Parc National pour dormir dans le premier campement qui se situait à 1h30 mais c'était la fin d'après-midi, il ne faisait pas beau et nous étions fatigués... Nous avons finalement élu domicile dans un petit camping, non loin du départ des sentiers de randonnée. 

Le lendemain, à la première heure, nous étions en marche ! Nous avions laissé nos sacs à dos au camping car nous n'avions qu'une journée pour découvrir le Parc National. Le temps s'était découvert et nous étions pleins d'espoir concernant ce Parc National, patrimoine mondial de l'Unesco et dont on avait beaucoup entendu parler par les américains rencontrés à Puerto Varas. Eux, avaient adoré et le comparaient à celui de Torres del Paine au Chili. 
Au bout d'une heure de marche, le temps commença à se couvrir, il commençait à faire de plus en plus froid, le brouillard s'installa petit à petit et une petite pluie fine commença à nous mouiller. Nous arrivâmes finalement au lit d'un rivière qu'il nous fallait traverser. Le chemin n'était pas très clair,et le brouillard n'arrangeait pas les choses, ce qui a fait que nous nous sommes perdus pendant une bonne heure... Glacés par le froid et mouillés, nous avons fini par retrouver le chemin ainsi qu'un abri pour nous réchauffer et reprendre des forces. Ce fût l'occasion de rencontrer un guide qui conduisait un groupe et  qui finit de nous décourager en nous disant que même si nous arrivions au "mirador", vu le temps, nous ne verrions rien... 
Après avoir mangé, nous reprîmes donc la route du retour, très très très déçus par notre expérience du jour, d'autant plus qu'en revenant sur le village, le temps s'éclaircissait à nouveau !!! Là, je viens de relire notre guide touristique. Il y a une ligne que nous avions dû sauter : "les vues sont magnifiques, du moins quand le temps n'est pas couvert." C'est bon à savoir...

Au retour, pour nous réchauffer et nous consoler, nous décidâmes de faire une halte dans une petite pâtisserie qui nous avait été recommandée par nos deux amis américains et qui valait vraiment le coup : non seulement, tout y est délicieux (moi qui regrette tellement les pâtisseries françaises depuis notre arrivée au Chili, j'ai adoré!!!), mais en plus les propriétaires sont adorables !!! Donc ce que nous avons préféré d'El Chaltén, c'est finalement la pâtisserie "La nieve" (faites passer le mot!!!)

Malgré cette journée décevante, nous continuions à croire à notre bonne étoile : nous récupérions nos sacs à dos et entreprenions de faire du stop pour rejoindre El Calafate, 220 km plus au sud... Nous n'aurions pas dû !! Après une heure de demie d'attente, nous avons finalement dû nous rabattre sur l'autobus. Sans rencontres enrichissantes ni aventures, nous sommes quand même arrivés à destination : El Calafate !

El Chaltén

8 y 9 de Febrero de 2010: Ruta 40 del Paso Huemules hasta El Chaltén

Continuo el relato donde lo dejo Marie, justo en el límite entre Chile y Argentina, y más exactamente en el desértico paso fronterizo de Los Huemules.
Tras las desalentadoras palabras de los carabineros, que dudaban de que alguien que cruzase este paso  nos llevase hasta la ciudad de Perito Moreno, ya no sabíamos que hacer, pues pasaba el tiempo y comenzaba a hacerse desesperante estar en un sitio tan inhóspito y lejos de cualquier parte. Pasaron 2 horas sin que apareciese ningún vehículo, pero finalmente vimos acercarse desde el horizonte chileno un par de autos, a los que casi me lanzo corriendo si no llega a ser por Marie, siempre más tranquila que yo en estos casos.
Así que esta vez le tocó a ella hacer de negociadora para intentar conseguir unas plazas para escapar de la prisión donde nos encontrábamos, aprovechando que tenían que bajar del vehículo para pasar el control migratorio.
La suerte por fin se puso de nuestro lado, ya que un matrimonio chileno se dirigía justo en la dirección que queríamos, y después de un momento de reflexión que se me hizo eterno, aceptaron adoptarnos en su camioneta.
Ya mucho más relajados pudimos entablar conversación con la agradable pareja, procedentes de la Región de Aysén, mientras dábamos nuestros primeros pasos sobre ruedas en la Patagonia Argentina.

El cambio de paisaje entre ambos países fue radical, pasando de zonas montañosas con abundante vegetación arbórea a la más pura estepa, donde el horizonte parecía no terminar nunca. Aunque lo que a primera vista parecía un paisaje desértico, se nos fueron presentando muchas sorpresas en forma de una increíble vegetación adaptada a condiciones extremas de viento y sequía, y una variada fauna compuesta por guanacos, ñandúes, flamencos y rebaños de ganado.

El viaje hasta la ciudad de Río Mayo trascurrió por un duro camino de ripio, y después de 2 horas nos despedimos de la pareja, ya que continuaban su viaje hacia el norte. 

De nuevo teníamos que buscar la forma de continuar bajando más al sur, y esta vez parecía más fácil, ya que nos encontrábamos en un lugar poblado y con un servicio de buses hasta la ciudad más grande de la zona, que era Perito Moreno. Pero como era de suponer, sólo había un bus al día y hasta el día siguiente no salía otro. Así que como no teníamos nada mejor que hacer, y aún no era de noche, continuamos tentando a la suerte con nuestro pulgar levantado. Ya estábamos pensando en donde pasar la noche después de otra larga espera sin resultados, cuando una furgo se paró para preguntarnos como llegar a Perito Moreno, y casi se me escapa decirles que si nos podían llevar antes de responderles, pero me relaje un poco y siendo muy amable les indique tranquilamente. Se lo pensaron un poco, dieron media vuelta y fueron a repostar combustible. Casi pierdo la esperanza, pero al rato vuelve a aparecer la misma furgo, que lentamente se acerca a nosotros, aunque con un movimiento de negación de sus ocupantes. Esta vez si que me falto poco para desesperarme, y solo lo evito la sonrisa en la cara del chofer, que delato a los buenos actores, y alegremente nos invitaron a subir y añadirnos a un autoestopista más que iba con ellos. 

El grupo furgonetero quedo finalmente formado por los 3 turistas suizos (un padre viajando con su hija y una amiga), el otro autoestopista que resulto ser francés y nosotros dos. Alegremente pudimos continuar la ruta muy bien acompañados, aunque con algún imprevisto como el pinchazo de una rueda. Por fin logramos alcanzar el ansiado objetivo del día, llegar a la ciudad de Perito Moreno. El viaje fue largo, llegando ya de noche, y decidimos que lo mejor sería ir a descansar. Aún nos quedaba un extenso tramo de más de 800 km. hacia el sur para arribar al siguiente lugar de interés: el gran glaciar del mismo nombre... 

Gracias a la oficina de turismo que estaba abierta hasta las 12 de la noche, pudimos informarnos sobre los campings y los buses al día siguiente hacía el sur. La gran sorpresa fue que durante la cena en el camping conocimos a un grupo de argentinos, entre los cuales se encontraba un matrimonio que se dirigía en la misma dirección que nosotros. Así que después de comprometernos a estar en pie a las 7 de la mañana, nos fuimos a dormir con un problema menos en el que pensar.

Esta vez si que la suerte se cebo con nosotros, puesto que a parte de tener resuelto el transporte hacia el sur, se sumo la compañía de una pareja de argentinos de lo más agradable. Con ellos pudimos visitar además uno de los enclaves arqueológicos más importantes de Sudamérica, La Cueva de las Manos, que se encuentra en un increíble cañón.

El resto del recorrido trascurre por un monótono paisaje, salpicado de algún cerro o río aislado, y sobre todo fuertemente sacudido por un viento constante. Y así, después de 10 horas de viaje ininterrumpido y más de 600 km. hicimos un alto en otro punto destacable, El Chaltén; pero eso ya es otra historia ...

 

Ruta 40

7 et 8 février 2010 : Carretera Austral de Chaiten à Coyhaique

C'est à ce moment là que notre voyage a soudain pris un nouveau virage : la "Carretera Austral" (route australe) version Pékin Express !!!
Après une traversée de nuit sur les sièges du ferry, nous avons accosté de bon matin dans la petite ville de Chaitén, qui n'est plus que l'ombre de ce qu'elle était depuis l'éruption du volcan portant le même nom en 2008. Les pluies de cendres et les inondations ont en effet entraîné le départ de la plus grande partie des habitants vers Chiloé. Chaitén donne donc un peu l'image d'une ville fantôme...

Ceux qui sont super au point avec les fonctionnalités du blog et ont réussi à traduire l'article de Miguel sur Chiloé, savent déjà que nous avons eu des difficultés à prendre le ferry pour passer de Quellon à Chaitén. Finalement, celui que nous avons pris été programmé pour arriver le samedi mais fut reporté d'un jour en raison du mauvais temps. Nous sommes donc arrivés un dimanche matin au port de Chaitén... Ce petit détail n'avait aucune importance jusqu'à ce que nous descendions du ferry et que nous découvrions que le dimanche, il n'y a aucun bus qui parcoure la "Carretera Austral". Pas question d'attendre à Chaitén toute une journée : le temps restant avant de prendre notre avion à Punta Arenas était compté et les choses qui restaient à voir infinies !!!! 
A la sortie du ferry, nous avons donc entrepris de faire du stop, ce qui ne s'est pas avéré du tout facile car les voitures qui passaient étaient essentiellement celles qui descendaient du ferry et étaient toutes chargées, et en plus, nous n'étions pas les seuls à avoir la même idée : tous ceux qui avaient traversé à pied faisaient de même !!!!! Les plus stratégiques, avaient anticipé le problème et cherché une voiture pendant la traversée... Nous avons finalement trouvé un chauffeur local qui nous a amené à la sortie de la ville et qui nous raconta avec émotion l'histoire de la ville et de ses habitants qui ne veulent pas l'abandonner, malgré toutes les mesures prises par les autorités. 

Nous nous sommes alors retrouvés sur la mythique "carretera austral" : 1240 km dont une grande majorité de piste à travers forêts humides, glaciers, rivières, cascades... Très peu de voitures car la route est mauvaise et longue, de nombreux cyclistes en quête d'aventure. Miguel aurait voulu sauter sur un vélo pour en faire de même mais je l'en ai empêché !
Après plus d'une heure, nous étions toujours à la sortie de la ville et nous avions dû voir passer 5 ou 6 voitures... Lorsqu'enfin une voiture s'arrêta, un groupe de 4 personnes qui était arrivé depuis peu et s'était installé devant nous, en profita... Nous avons finalement réussi à négocier pour monter avec eux à l'arrière du pick-up. Nous étions serrés (ou plutôt écrasés) au milieu des personnes et des sacs à dos, il faisait froid et il pleuviotait mais cela nous a quand même permis de faire 80 kilomètres jusqu'à un croisement  (Villa Santa Lucia) où il ne passait pas plus de voitures, où il ne faisait pas plus beau mais où il y avait un abri.
Encore plus d'une heure d'attente... Pas de voiture... Nous lisons les messages gravés à l'intérieur de notre abri : "Ça fait 3 jours que nous attendons, pas une voiture ne passe..." Nous nous voyions déjà planter la tente pour passer la nuit quand enfin une voiture s'arrêta : un couple de suisses allemands qui avaient remarqué que j'avais la même marque de pantalon qu'eux !!!! Sauvés, nous avançons encore un peu jusqu'à la station service d'un petit village, La Junta, où nous rencontrons un couple faisant la route dans l'autre sens et à vélo. Suite à une panne de vélo, ils étaient coincés là depuis 3 jours à attendre une voiture assez grande pour les emmener avec leurs deux vélos jusqu'au réparateur le plus proche... Toujours pas gagné pour nous, encore moins pour eux !

C'est alors que sont apparus nos sauveurs : un jeune couple de Rancagua (lui, travaille à la mine de Sewell que nous avons justement visitée) qui nous a amenés à leurs côtés presque jusqu'à Coyhaique, notre objectif de la journée. En leur compagnie, nous avons visité le glacier Ventisquero Colgante (magnifique!!),  et  découvert par la fenêtre de la voiture une végétation exubérante, des paysages époustouflants par l'absence de toute présence humaine à des kilomètres. Nous avons passé de très bons moments dans la voiture malgré le mauvais état de la route en discutant et en écoutant de la musique... Merci beaucoup à nos deux sauveurs !!! Plus que quelques kilomètres (en bus cette fois) et nous avions rejoint Coyhaique, la ville la plus grande de la "carretera austral". 420 km de stop en une journée !!! Pékin Express n' a qu'à bien se tenir !!!

Après une très bonne nuit réparatrice dans un petit hostal de Coyhaique, nous reprîmes la route vers le sud. Nous aurions voulu descendre davantage du côté chilien pour traverser le Lac General Carrera en bateau. Cependant, il aurait fallu réserver à l'avance les traversées, ce que nous n'avions bien évidemment pas fait...  Du coup, il nous a semblé que la meilleure option qui s'offrait à nous était de traverser la frontière et de passer en Argentine par le passage frontière de "Los Huemules". Nous nous disions qu'une fois en Argentine, la route serait meilleure et nous trouverions des bus descendant vers le sud. Nous reprîmes le stop à la sortie de Coyhaique pour rejoindre la frontière et......... nous vîmes s'arrêter nos sauveurs de la veille qui avaient décidé de prolonger leur promenade !!!! Décidément, nous étions liés à eux !!! Ils nous déposèrent en chemin, dans un endroit tellement venté que nous avions du mal à avancer. Heureusement, peu de temps après, nous avons trouvé une autre voiture qui nous déposa à l'aéroport à deux kilomètres de la frontière. Nous terminâmes donc la route à pied et passâmes la frontière, qui se situait entre l'aéroport côté chilien et un grand désert aride côté argentin... A perte de vue : de la terre et de la poussière. De temps en temps un camion arrivait pour passer au Chili mais dans l'autre sens, personne ne semblait vouloir s'aventurer en Argentine... Nous vîmes même plusieurs voitures arriver, nous redonnant subitement le moral, et ...faire demi-tour ! Nous étions coincés sur cette terre n'appartenant à personne. Aucun bus bien évidemment et personne. Les gardes frontières ne se montraient pas vraiment optimistes...Avions-nous pris une mauvaise décision en voulant passer en Argentine par ici ?

Carretera austral

2-6 de Febrero de 2010: Isla Grande de Chiloé

Nos dirigimos desde Puerto Varas a Chiloé con grandes expectativas, debido a que mucha gente de la que conocímos en Chile nos habló de ella como uno de los lugares más lindos para visitar.

Tras cruzar en ferry el estrecho que separa la isla del continente, hicimos parada en Ancud, donde la lluvia hizo su primera aparición, acompañada además de un fortísimo viento. Sin mucho tiempo para dudar, ya que la lluvía no lo permitía, decidimos ir directamente a un camping que nos habían recomendado unos lugareños.

Al día siguiente, ya con el tiempo más calmado, pudimos pasear por la ciudad tranquilamente y decidir un poco lo que visitaríamos en la isla. En la oficina de turismo nos informaron sobre un tramo de un día del Sendero de Chile que recorre la costa, y optamos por realizarlo. Empezamos por recuperar algo de energías haciendo turismo gastronómico, ya que también es una parte fundamental de la cultura chilota. Y que mejor que comer el tradicional curanto al hoyo en un restaurante a las afueras de Ancud. Además de ser un plato delicioso mezcla de marisco, carne, papas, milcao y chapalele, tiene una laboriosa preparación de más de 2 horas, que pudimos seguir desde el principio junto con varios agradables turistas chilenos.

Continuamos recorriendo el extremo noroeste de la costa, desplazándonos de la forma ya habitual de hacer auto-stop, y así conseguimos llegar a los islotes de Puñihuil donde hay colonias de pingüinos, aunque debido a la tempestad los paseos en barco estaban suspendidos. Tras tener que posponer por segunda vez el observar pingüinos, y con la gran desilusión de Marie, fuimos pasando de camioneta en camioneta hasta llegar al principio del camino en Duhatao, que discurre junto a playas paradisíacas.

Al llegar ya tarde a nuestro punto de partida, no pudimos andar tanto como esperamos, y en cuanto el sol comenzó a ponerse tuvimos que buscar un lugar para plantar la tienda. A la mañana siguiente el cielo ya amenazaba con lluvia, y no tardo mucho en hacer acto de presencia, haciendo algo más duro el camino, ya que el terreno se presentaba embarrado. A esto se sumó lo salvaje del sendero, que en ocasiones se cerraba sobre si mismo por la densa vegetación, recordándome mucho a la selva peruana. Debido a esto, en varias ocasiones nos desviamos del camino, lo que nos hizo perder tiempo y también la calma, llegando a desesperarnos por no saber realmente cuanto nos quedaba para llegar.

Mojados, cansados y algo preocupados por encontrarnos perdidos en medio unas condiciones duras, continuamos tirando hacia sur guiándonos por la linea de costa, vadeando algunas entradas de agua. Lo bueno era que el paisaje ayudaba a seguir, gracias a las espectaculares vistas y lo virgen del lugar.

Finalmente, después de todo el día caminando y ya con poca luz, descubrimos con alegría una rodada de auto en la playa, lo que nos indico por donde podríamos seguir y alcanzar algún lugar habitado.
Una pista nos llevó hasta un alojamiento que lleva el nombre de Los Senderos de Chepú,  muy apropiado a nuestra situación. Así que viendo que lo mejor era descansar en un lugar seco, dejamos de lado la carpa y nuestros sacos mojados , , y nos dimos el placer de pasar la noche en un hostal. La suerte resultó ser que estaba regentado por una agradable familia, que nos acogió como si fuésemos parte de ella.

Gracias a una reconfortante noche, secos, limpios y muy motivados por haber superado las dificultades del día anterior, continuamos nuestro camino de regreso a Ancud en un auto con una pareja de suizos. Visitamos el resto de la ciudad, y después de enterarnos que se había suspendido la minga (tradicional traslado de casas en Chiloé) con motivo del naufragio de una familia chilota durante la tempestad del día 2, cambiamos nuestros planes y partimos hacia Castro.

La ciudad más grande de la isla nos acogió en un desordenado camping que contrastaba con nuestro último alojamiento. Pero sin el peso de la mochila recorrimos algunos lugares lindos y muy pintorescos. También reservamos el pasaje de ferry para cruzar de nuevo al territorio continental al día siguiente, ya que la siguiente salida era en 5 días.

Desde Castro fuimos a Quellón, y una vez allá solo tuvimos tiempo para esperar la salida del barco, que nos llevaría durante la noche hasta Chaitén.


Chiloe

1er et 2 février 2010 : Frutillar et Puerto Varas

Suite de notre périple : Frutillar. Après la Région des Fleuves à Valdivia, nous entrons dans la Région des Lacs. Et nous comprenons pourquoi : après une longue descente à pied depuis Frutillar Alto, nous découvrons l'étendue du lac Llanquihue. Nous nous sommes alors mis à chercher désespérément le fameux Volcan Osorno, dont tout le monde nous avait tellement parlé... Pas de chance, celui-ci avait rendez-vous avec les nuages et nous avec le vent et le froid ! Petite promenade dans Frutillar. Dépaysement total : on se serait vraiment crûs dans un petit village allemand ! Des rues propres et ordonnées, de splendides maisons en bois aux jardins très bien entretenus, de nombreux cafés et restaurants proposant la spécialité de la ville, le "Kuchen", et pour conclure, un Musée historique colonial allemand !! Un petit coin d'Allemagne au Chili... Nous sommes arrivés juste pendant la Semaine Musicale de Frutillar et nous étions dit que nous pourrions peut être en profiter pour assister à quelques concerts mais malheureusement, toutes les places étaient payantes et réservées depuis longtemps. Nous nous sommes donc rabattus sur les délicieux Kuchen avant de reprendre la route en direction de Puerto Varas...

Les deux villes sont assez proches, nous avons donc entrepris de faire du stop, ce qui nous a valu  plusieurs rencontres intéressantes : entre autres, nous avons voyagé avec un employé pour une entreprise fabriquant de la bière  (Frutillar ne serait pas un petit coin d'Allemagne sans les différentes bières qui y sont élaborées!), puis avec un camionneur transportant de petits saumons. Élevés dans le lac, ils sont ensuite transportés plus au sud pour y grandir et grossir... Nous avions aperçu plusieurs fois ces gros camions chargés de conteneurs blanc et de bombonnes à oxygène et avions émis plusieurs hypothèses à leur sujet. La plus probable, selon nous était qu'ils transportaient de la bière... Et bien non!!! Nous nous sommes couchés moins bêtes ce soir-là!!!

Arrivés à Puerto Varas, nous avons difficilement trouvé un petit coin de cour dans un hostal pour planter notre tente car tout était plein... Nous y avons fait la connaissance des propriétaires, un couple adorable qui nous ont accueillis très chaleureusement, ainsi que de deux "Gringos" (des États-Unis) résidant à Santiago et visitant le Chili, tout comme nous, pendant leur vacances. Ayant parcouru déjà tout le sud, ils nous ont donné de précieux conseils pour la suite. Soirée folklorique et visite de la ville le lendemain, placée sous le signe de l'architecture. Nous avons bien aimé Puerto Varas, ville qui nous a parue dynamique et sympathique, même si elle reste très touristique... Dans les environs, nous laissons de côté pour une autre fois, les Chutes de Petrohué (choix stratégique pour avoir le temps d'arriver "jusqu'en bas") et la ville de Puerto Montt qui semblait moins attractive que Puerto Varas...  Direction : l'île mystérieuse de Chiloé !

Frutillar et Puerto Varas
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