28 de enero de 2010 : Temuco

Tras unos días de descanso en Curicó, que aprovechamos para asimilar todo lo vivido y poner alguna lavadora, rehicimos nuestras mochilas y nos lanzamos de nuevo a la carretera, aunque esta vez con dirección sur. Sólo conocíamos la fecha de regreso desde Punta Arenas, impuesta por la vuelta al trabajo de Marie, así que teníamos plena libertad para viajar, aunque había puntos claves que no queríamos pasar por alto.

La zona entre Curicó y Temuco decidimos reservarla para más tarde, ya que por cercanía podríamos verla con más calma los fines de semana. Aunque posteriores acontecimientos han hecho que finalmente no las conoceremos tal como eran por aquel entonces...

Llegamos a Temuco por la mañana, después de haber pasado la noche en el bus, y en seguida empezamos a recorrer la ciudad para visitar las zonas más destacables. Mientras hacíamos tiempo para que la ciudad fuese arrancando, nos paseamos por la feria de artesanía donde cambiaron las materias primas usadas en el norte, pasando de la lana de alpaca a la de oveja, y predominando el tallado en madera sobre otras cosas.

Posteriormente visitamos el Museo de la Araucanía, dedicado principalmente a la historia de la región. Aquí por fin aprendimos algo más sobre la cultura mapuche, que hasta el momento nos aparecía oculta en el resto de Chile.

Y para tener una buena vista de toda la ciudad, que mejor que subir al cerro Ñielol, donde pudimos sentirnos aislados de todo y perdernos dentro de su tupido bosque. También posamos con los chamamules y paseamos por su centro de interpretación sobre la flora y fauna local. El único pero, fue que no conseguimos ver la flor nacional de Chile que crece en el cerro, el copihue, ya que florece a partir de marzo.

Como poco más se podía hacer en Temuco, decidimos bajar a pasar la noche en Pucón, que se encuentra a 2 horas en bus.

Temuco
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